El Servicio Agropecuario para la Investigación y la Promoción Económica (SAIPE) surge del diálogo entre los líderes indígenas y los jesuitas. La necesidad de encontrar una alternativa productiva para la sostenibilidad de los pueblos awajún y wampis y, de esa manera, alcanzar el Tajimat Pujut/Tarimat Pujut (El Buen Vivir). Esa fue la principal motivación.
El SAIPE inicia como un espacio de reunión e intercambio de saberes entre profesionales agroproductivos y los líderes indígenas, avocados a la investigación de las mejoras e innovaciones productivas, buscando el menor impacto sobre los bosques y la reducción de la deforestación. Se inicia, entonces, un proceso de investigación, se instala el Centro de Experimentación productiva “Pampa Hermosa” y juntos impulsaron las innovaciones productivas agroforestales. Entre las que más destacan están: el manejo tecnificado del cacao y plátano, piscigranja y crianza de animales menores.
Durante los 25 años del SAIPE se han intervenido, aproximadamente, hasta 140 comunidades en la Provincia de Condorcanqui y Bagua. Y se logró incorporar manuales de aprendizaje y pequeños Centros de Experimentación en las Escuelas. Actualmente, las innovaciones agroforestales promovidas son las actividades que han logrado sostener la economía familiar en las comunidades de los últimos 10 años, donde la Amazonía se ha visto golpeada por la pérdida de bosque y carencia material para hacer frente a las necesidades económicas del sistema.
Los logros en el campo productivo alcanzados por el SAIPE son importantes, y contribuyen al proceso de adaptación de los awajún y wampís a un contexto de grandes cambios culturales y políticos, donde los derechos de los pueblos indígenas se ven vulnerados y su sobrevivencia depende únicamente de ellos.
El aporte del SAIPE no se queda en el ámbito productivo. Después del 2009 la defensa de los territorios indígenas dejó de ser un tema solo de las organizaciones. La Iglesia de la Misión del Vicariato San Francisco Javier se involucra en los procesos legales a los que se ven sometidos los líderes indígenas en los hechos sucedidos en el Baguazo. Al ser la única obra social ubicada en el territorio, el SAIPE se convirtió en un interlocutor entre los dirigentes y líderes y las instituciones que estaban involucradas en el asesoramiento legal. De esta manera se fue involucrando en los procesos de lucha política y social de los pueblos awajún y wampis. El punto memorable es la asamblea convocada en el 2014, donde se reúnen los presidentes de las comunidades nativas, dirigentes y líderes de las organizaciones para decidir iniciar el proceso de demanda en el caso del Lote 116. Como acompañantes en este proceso se embarcan IDL, CAAAP y el SAIPE. En esa misma asamblea se realiza un diagnóstico sobre la carencia organizativa y la necesidad de reapropiarse de sus territorios. Y surge la idea de la Escuela de formación de líderes y liderezas jóvenes. El SAIPE, en coordinación con el entonces Consejo Permanente del Pueblo awajún y wampís, hace tres años, inicia el proceso formativo de una nueva generación de líderes y liderezas capaces de asumir las dirigencias en los nuevos tiempos. A partir de esa asamblea inicia la discusión sobre el concepto de territorio integral, la recuperación de la autonomía indígena y la implementación de su derecho al autogobierno.
La idea de territorios integrales es entender el territorio como un todo y no como fragmentos de tierra individuales y colectivas, recuperar la idea de que son un pueblo y no un grupo de comunidades asociadas. Los awajún y wampis encabezan un proceso de los pueblos amazónicos que buscan recuperar derechos sobre sus territorios, poder decidir sobre él y sobrevivir a los, ahora, procesos de cambio climático.
El rol histórico del SAIPE, como obra social de la Compañía de Jesús, ha sido aportar a la sostenibilidad económica familiar, acompañar en la lucha de recuperación de los derechos de los pueblos indígenas y contribuir a la formación de una nueva generación de líderes y lideresas. Y el rol que le toca asumir, ahora, es seguir acompañando en los procesos de lucha, resistencia social y política frente a las nuevas amenazas que surgen en el territorio, e impulsar la producción para la mejora de la economía indígena y, así, lograr la sostenibilidad de estos pueblos y alcanzar el Tajimat/Tarimat Pujut.